sábado, 1 de diciembre de 2012

OPERACIÓN E (Idem, España- Francia, 2012)

 “Operación E”, la última película del director franco- español Miguel Courtois Paternina (“El lobo”, “Gal”), relata la historia de José Crisanto, un campesino colombiano que vive en la selva junto a su mujer, su suegro y sus cinco hijos. Supervivientes en terreno de las FARC, se ven obligados a hacerse cargo de un bebé enfermo que les entregan las Fuerzas Armadas Revolucionarias bajo amenaza de perder sus propias vidas. Desplazados durante años, luchan por mantenerse vivos y sacar adelante al pequeño desconocido en una odisea que les deparará momentos terribles.
 
Con un acento colombiano sorprendente, ojos bondadosos, el rostro marchito por el agotamiento y un discurso muy conmovedor, Luis Tosar presenta en un primer plano corto muy potente al protagonista de la película. Su interpretación es cautivadora, como lo es también el siguiente encuadre que describe el robo del bebé. Aunque no todo el film se mantiene a la misma altura, “Operación E” es una película bien realizada  y bien narrada, con momentos muy interesantes. A pesar de sufrir ciertos fallos de ritmo, la cinta emana autenticidad con una ambientación y una fotografía muy logradas. Se echa en falta sin embargo cierta profundidad, y la descripción del héroe cotidiano  confunde cuando parece no actuar por solidaridad sino por miedo, quedando deshonrados rasgos del personaje que pretenden ensalzarse. En cualquier caso, y puesto que la trama se basa en  un tema durísimo, la historia en sí misma lleva inherente una carga importante de emotividad. Resulta muy enternecedora (entre otras cosas) la peregrinación infinita de una Martina García, frágil pero fuerte,  junto a sus pequeños.
Inspirada en hechos reales, “Operación E” es muy fiel a lo que realmente ocurrió (según el propio José Crisanto) y cuenta una historia turbadora. La película está bien construida y contiene momentos emocionantes. Tras meses de preparar el papel, Luis Tosar vuelve a sobresalir con una interpretación que, dice, le inspiraba mucho respeto en principio. “Operación E” llegará a nuestras pantallas el próximo 5 de diciembre y parece una producción importante cara a los próximos Premios Goya.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

ARGO (Idem, EEUU, 2012)

Ben affleck empieza a ser uno de los nombres más célebres de Hollywood. Y es que en “Argo”, su tercer largometraje como director (después de “Adiós, pequeña, adiós” y “The town: ciudad de ladrones”) el californiano ha sabido elegir con inteligencia un punto de partida sorprendente y narrarlo con un ritmo trepidante. El rescate de seis empleados de la embajada estadounidense escondidos en Teherán durante la llamada crisis de los rehenes de 1979 es el hecho real en el que se basa una película de acción casi nostálgica, una thriller político emocionantísimo que ha sabido utilizar las claves del entretenimiento con una eficacia de la que no disfrutábamos hacía tiempo

Con una introducción  muy gráfica que coloca al espectador de una forma  clara y concisa en el punto de partida del largometraje, el director se lanza desde el plano 1 a resolver secuencias de acción complejísimas con un savoir faire notable. Basándose en un episodio que raya lo inverosímil recientemente desclasificado por la CIA, Affleck rueda homenajeando a las películas de acción de los años 70, sin alardes de efectos digitales ni montajes delirantes, como viene a ser habitual en el género últimamente. Evitando pues la ostentación y recurriendo al más puro estilo artesanal, el realizador resuelve la planificación con soltura y con una cadencia asombrosa que mantiene al espectador con el corazón en la boca los 120 minutos de metraje. Affleck refuerza con “Argo” su figura como cineasta, ya que no solo ha demostrado su talento como guionista en varias ocasiones, sino que es un actor con encanto, un productor interesante y un director con mucha fuerza.

Con una pareja genial encarnada por John Goodman y Alan Arkin, que le dan a través de sus diálogos un buen varapalo al mundillo del Star System, un protagonista guapo, valiente y bueno (el propio Affleck) y un coro de personajes secundarios con mucho atractivo, "Argo" es de las mejores películas de acción de los últimos años. Es una cinta que da en el clavo de la inquietud y la diversión, una joya del entretenimiento.

 

domingo, 11 de noviembre de 2012

EN LA CASA (“Dans la maison”, Francia, 2012)

“En la casa” es la última película de François Ozon (director de la reciente “Potiche, mujeres al poder”). Basada en la obra teatral “El chico de la última fila”, de Juan Mayorga, “En la casa” narra la relación entre un profesor de literatura y su alumno en la Francia actual. A través de los escritos del estudiante, la película se convierte en un juego delirante que embauca al espectador y le sumerge en un mundo incierto entre la realidad y la ficción.
                                       
El joven Claude, un adolescente de 16 años, tiene un don para la escritura. En su profesor Germain encuentra lo que necesita, un lector entusiasmado y entregado que le apoya y le impulsa a escribir.  La familia de un compañero de clase se convierte en su inspiración, una familia aparentemente perfecta en cuyo seno cree poder hallar lo que a él le falta. Encarnado por un Ernst Umhauer de piel angelical que a ratos parece personificar al diablo, al estudiante le alienta el profesor interpretado por un sólido Fabrice Luchini (que no parece estar ausente en ninguna de las producciones francesas recientes). Tanto Kristin Scott Thomas (con un dominio sorprendente del francés) como Emmanuelle Seigner dan vida a su vez a dos mujeres muy distintas entre sí pero deslumbrantes y fundamentales en el engranaje de la narración, la primera como esposa del profesor, la segunda como inspiración madura de Claude.

Con una música tremendamente rítmica y envolvente, y un lenguaje cinematográfico minucioso, el director arrastra al espectador a zambullirse en el largometraje como un personaje más. Ganadora en el Festival de San Sebastián de la Concha de Oro a la mejor película y del Premio del Jurado al mejor guión, “En la casa” es una reflexión sobre el proceso creativo. La última propuesta de François Ozon es un largometraje que combina sentido del humor y profundidad en un ejercicio cinematográfico y literario muy interesante que acaba definiendo la vida como un escaparate inspirador, como una yuxtaposición de pantallas de cine desbordantes de historias fascinantes.

 

martes, 30 de octubre de 2012

BLANCANIEVES (España, 2012)

Blancanieves es la última película de Pablo Berger, cineasta español que, tras casi 10 años de espera y tras su  primer largometraje “Torremolinos 73”, vuelve al circuito con una apuesta en principio arriesgadísima, una cinta silente en blanco y negro. Cierto es que, por gracia o por desgracia, la proposición ya no resulta tan temeraria dado el reciente éxito de “The artist” (cuando la realidad es que Berger llevaba unos ocho años buscando financiación para su proyecto). Pero, sea como sea, esta adaptación con tintes surrealistas y trazos de cine negro  del cuento de los hermanos Grimm es una obra esencial y un envite totalmente diferente en el que el director no habla de homenajear los orígenes del séptimo arte sino de franqueza cinematográfica.

Con una maravillosa construcción de personajes, el realizador vasco convierte “Blancanieves” en un cuento para adultos protagonizado por las peores miserias humanas (la crueldad, la soledad, la muerte…), pero también por el sentido del humor, todos ellos ingredientes muy habituales en los cuentos infantiles.
El lenguaje de Berger es tan revelador, que el espectador olvida rápidamente estar visionando una película sin sonoro. Es tal la magnitud de la composición de sus planos, de la expresividad de los gestos y de las miradas de los personajes, que el que la ve juraría estar también escuchándola. Las interpretaciones combinan caricatura con humanidad en un coctel complejísimo elaborado por actores muy a la altura como Maribel Verdú, Angela Molina, Daniel Giménez Cacho, Ramón Barea o Macarena García (Concha de Plata ex aequo en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, junto a Katie Cosenie por la película “Foxfire”).

Adaptado a una Sevilla de los años 20, a una España casi profunda, la película es un drama, una tragedia con estructura circular. Las herramientas con las que trabaja Berger son magníficas: una fantástica fotografía en blanco y negro (Kiko de la Rica), una fusión musical que parece sonar en una sala de proyecciones de principios del siglo XX (Alfonso de Vilallonga), una ambientación cuidadísima (Alain Bainée) y un vestuario asombroso (inmenso Paco Delgado). Componentes extraordinarios para un combinado sobresaliente ligado por una planificación magnífica que es capaz de construir una de las elipsis más hermosas de la historia del cine reciente tras una sábana tendida. Berger demuestra ser alumno aventajado de Stroheim, Gance, Dreyer o Murnau (sus máximos referentes según sus propias palabras).

“Blancanieves” hace sentir inteligente al espectador, y quizás sea el segundo eslabón de una nueva cadena de cine mudo. La película competirá en la preselección de los Oscars para el apartado de mejor película de habla no inglesa. Esperemos que la notoriedad, aún caliente, de “The artist” no le reste mérito a Pablo Berger.

martes, 3 de julio de 2012

LAS CHICAS DE LA 6ª PLANTA (“Les femmes du sixième étage”, Francia, 2010).

De género ecléctico, el director Philippe Le Guay se decanta en esta ocasión por narrar la historia de un grupo de españolas que emigran a Francia en los años 60 para trabajar como empleadas domésticas de familias acomodadas. Pasan de enfrentarse solas a su nueva vida a vivir en la 6ª planta del mismo edificio donde acaban creando una auténtica familia y un verdadero hogar.  Alegres y llenas de vida, desde su miseria consiguen dar color a las vidas de los burgueses rancios para los que están empleadas.

Tomando como punto de partida un recuerdo del propio director que dice haber sido atendido de pequeño por una empleada española, “Las chicas de la 6ª planta” se desarrolla de forma equivocada perdiéndose en clichés y pasteleos excesivos. En la película, todas las españolas cantan canciones andaluzas rebosando folklore con un clavel prendido en la oreja al margen de que sean de origen gallego. Por otro lado, haciendo comentarios obvios y apolillados sobre la guerra civil española, los autores de la película parecen querer epatar y aleccionar, no solo a sus propios personajes, sino al público en general, resultando la iniciativa algo cansina  e indocumentada.

Rodada en un edificio de Hacienda  abandonado en el que se construyó el piso de la familia protagonista (los Joubert), la entrada de servicio y las pequeñas habitaciones de las empleadas españolas, el casting de la película es sin duda inmejorable. El importante y veterano actor Fabrice Luchini (muy apreciado por el fallecido director francés Eric Rohmer, entre otros), que encarna al protagonista, Mr Joubert,  no borda sin embargo un personaje que no está bien construido. No es el caso de Sandrine Kiberlain (“Mademoiselle Chambon”, 2009) que sí que acierta en su rol de esposa burguesa (Mme Joubert), como lo hacen las actrices españolas en general, aunque pequen de exceso interpretativo en algunas secuencias. Dicho esto, Carmen Maura (ganadora del premio César por este film), Natalia Verbeke y Lola Dueñas gustan en sus papeles, aunque estos resulten a menudo forzados.

“Las chicas de la 6ª planta” es una película con un presentación afable que tiene momentos simpáticos. Pero más allá de ser una comedia amable y sencilla, que es lo que cabe esperar a menudo de las comedias francesas, es una película blanda con un guión inconsistente que pierde interés a medida que avanza su metraje. Rodada en francés y español con actores de ambas nacionalidades, lo que podía haber enriquecido el conjunto sobremanera, el resultado es sin embargo un tanto mediocre. No obstante, ha sido un gran éxito en Francia con una recaudación cercana a los 15 millones de euros.

miércoles, 30 de mayo de 2012

UN FELIZ ACONTECIMIENTO ("Un joyeux événement", Francia, 2011)

Rémi Bezançon, director de “El primer día del resto de mi vida”, ha estrenado recientemente “Un feliz acontecimiento”, película basada en la novela homónima de Éliette Abécassis. Con el objetivo de dar una visión moderna y realista de la maternidad, no tan ingenua como la sociedad a menudo pretende, Bezançon nos narra la historia de una pareja muy enamorada que decide tener un hijo. Y a partir de ese momento, todo cambiará en sus vidas.

Con una mirada más dramática que cómica de lo que significa traer un hijo al mundo para una mujer actual y para su pareja, Bezançon dirige a Louise Bourgoin y Pio Marmaï en este largometraje agridulce en la que al espectador no le queda muy claro cuáles pueden llegar a ser las ventajas de tener un hijo (si es que las hay desde el punto de vista de los guionistas, el propio Bezançon y su pareja, Vanessa Portal). En la película, la llegada del bebé destroza a la madre física e intelectualmente, destroza los sueños cinéfilos del padre y destroza la pareja de los que le han engendrado. Apenas se vislumbran momentos de felicidad a tres, y pocos a dos. Se agradece, no obstante, que la película hable sin tabúes de la maternidad/ paternidad en una pareja de hoy en día, tan distintas a las de antes, una pareja que no está preparada para crecer ni para criar a nadie porque no la han educado para ello. Y también se agradece que retrate la vida de una mujer acostumbrada a sus libros, a sus estudios y a su libertad, que deja de ser mujer para convertirse exclusivamente en madre, en un ser cuyos intereses se ven obligados a pasar a un segundo plano ante las necesidades inminentes del recién nacido. Pero el largometraje cojea por acabar tratando el tema como un auténtico drama, convirtiendo la visión del film en un tanto corta para el espectador.

Con una fotografía más cálida en la primera mitad de la película y más fría en la segunda (la llegada al mundo del bebé lo enfría todo), Louise Bourgoin (Barbara) y Pio Marmaï (Nicolas) encarnan discretamente a esta pareja que se ve desbordada por la llegada de su primera hija, Lea. Rodeados de sólidos personajes secundarios como Josiane Balasko (Claire), Thierry Frémont, (Tony) o Firmine Richard (comadrona), personajes que en la mayoría de los casos les entorpecen más que ayudan en la adaptación a su nueva vida, “un feliz acontecimiento” es un largometraje con algunos aspectos interesantes y, a pesar de todo, momentos divertidos. Eso sí: nada recomendable para mujeres embarazadas (como la que suscribe).

viernes, 20 de abril de 2012

KISEKI, Milagro ("Kiseki", Japón, 2011)

Koichi y Ryunosuke son dos hermanos de 12 y 10 años respectivamente. Viven en ciudades distintas porque la separación de sus padres les ha llevado a ello, el primero con la esperanza de que la vida les reúna de nuevo, el segundo confiando en que la fraternidad sea un hilo invisible que no les separe jamás. Un día les llega el rumor de que todo aquel que presencie el cruce de dos trenes bala que unirán Kagoshima y Hakata el día de su inauguración verá sus deseos cumplidos. Y así comienza la historia.

La última película del director, guionista y montador nipón Hirokazu Kore-eda es una obra costumbrista en la que, a través de dos niños y de sus amigos de colegio, el realizador japonés nos hace un retrato  muy enriquecedor de la vida familiar en su país. Kore-eda, premiado en múltiples ocasiones por sus anteriores trabajos, trata con suma delicadeza el universo infantil como ya lo hiciera en “Nadie sabe” (2004, tal vez su mejor película) o en “Still walking” (“Caminando”, 2008). El largometraje dibuja además unos perfiles adultos que se comportan, según palabras del propio director, como él mismo quisiera comportarse: como una padre que espera tranquilamente en casa a que sus hijos regresen de vivir sus aventuras.
Los hermanos Maeda, un dúo cómico autóctono que encarna en su primera película a los dos protagonistas, son un auténtico hallazgo. Ambos, Koki y Ohshiro, interpretan con una naturalidad sorprendente y de dos maneras tremendamente distintas a Kiochi y Ryunosuke: el mayor con serenidad y rectitud, el pequeño, siempre corriendo, con un entusiasmo desbordante. Lo mismo ocurre con la mayoría de los niños que actúan junto a ellos en la película, ninguno parece estar interpretando. El grupo de actores adulto que les rodea alimenta además lo amable del resultado, teniendo varios de ellos muchas tablas y siendo muy populares en su país.
  
En “Kiseki”, el planteamiento y el desenlace son mucho más acertados que el nudo, con excesivo metraje para lo sencillo del argumento. La película pierde el ritmo a ratos convirtiéndose en una producción irregular. No obstante, el lenguaje es elegante con planos emocionantes, y el producto final es una película tierna con momentos divertidos y conmovedores.

jueves, 12 de abril de 2012

EXTRATERRESTRE (España, 2011)

En la última película de Nacho Vigalondo, no hay prólogo ni circunloquios. Directa y llanamente, los personajes se ven invadidos por seres de otro mundo al despertar de una borrachera, al inicio del largometraje. Con un planteamiento altamente surrealista, a la sorpresa inicial le sigue la asunción de la situación y el transcurrir de la existencia. Qué más da quién nos invada, la vida sigue.

En “Extraterrestre” no hay más extraterrestre que el miedo a lo desconocido o la deformación de la realidad. El platillo volante de 7 km de diámetro que flota de un día para otro sobre la ciudad de Madrid se alza como metáfora de cualquier conflicto que pueda amanecer con nosotros en un día cualquiera. Basándose en la ciencia ficción, el director y guionista cántabro nos empuja sin rodeos a la realidad en la que vivimos, un momento en el que todo parece inclinado a desmoronarse a nuestro alrededor y los seres humanos tendemos a olvidar la importancia de las cosas. En esta comedia intimista, que no arranca (ni lo pretende) carcajadas, los visitantes de otra galaxia son lo de menos y nada es lo que parece. Solo el egoísmo humano, capaz de anteponerse al apocalipsis, prevalece.

En el panorama cinematográfico español actual, “Extraterrestre” es una producción muy inteligente, un largometraje con un número mínimo de localizaciones y de actores que construye una propuesta muy interesante e inusual en una cinematografía cada vez más temerosa del público. Tras un lenguaje tan excesivamente parco que parece inexistente y, aunque sugestivo, muestra ciertas carencias, la última película de Vigalondo esconde mucha reflexión. No obstante, a la cinta le falta ritmo y la intención es mejor que el resultado final. Pero “Extraterrestre” es una muestra clara del potencial de su creador, y quizás una puerta abierta a una nueva tendencia en el cine español.

jueves, 29 de marzo de 2012

THE ARTIST (Francia, 2011)

La cuarta y última película de Michel  Hazanavicius es un homenaje a la esencia del cine. Hacer una película muda  significa tener que adentrarse sin remisión en la pureza de la imagen transmitiendo el contenido de la historia a través de la poesía de la composición. Ante tamaño reto, el director no se queda pequeño (no como lo hace la silueta del protagonista ante la pantalla inmensa que proyecta una de sus películas mudas). Sin pretender construir un largometraje de los años veinte en el siglo XXI, con la única intención de honrar la época del nacimiento del cine, Hazanavicius dirige una cinta mágica que contiene todo lo que un buen cinéfilo puede esperar: sonrisas, lágrimas, amor… todo ello enmarcado en un escenario soberbio con una fotografía y una música magníficas (cuyos autores son Laurence Bennett, Guillaume Shiffman y Ludovic Bource respectivamente).

George Valentin es el personaje principal del film,  un actor de los años 20 que, cuando empieza la película, está encarnando a un héroe al que torturan para que hable. El personaje se niega a hablar, igual que Valentin lo hará cuando surja el sonoro en el cine. No querrá aceptar que el sonido venga a ensuciar su  interpretación y, por ende, su existencia. En este punto la producción francesa recuerda en su argumento a películas como “Cantando bajo la lluvia”, narrando el drama que supuso para algunos actores abandonar el cine silente en pro del hablado, y recurriendo al género musical como una gran solución ante tamaña transición.

Jean Dujardin interpreta a Valentin con el arte de los clásicos, llenando la pantalla de una sonrisa indescriptible y un gesto que es imposible no relacionar con actores como Douglas Fairbanks o John Gilbert. Del mismo modo, en el personaje de Peppy Miller, interpretado por Bérédice Bejo, hay reminiscencias de actrices como Mary Pickford (cuya casa se utilizó como localización para ambientar la vivienda de Peppy). Los actores secundarios son también destacables  en un casting que no ha querido dar la espalda a ningún miembro del reparto,  sobresaliendo John Goodman, James Cromwell  y el perro Uggie, todos ellos en papeles fundamentales y entrañables.

Ver “The artist” es un placer para los amantes del cine, un deleite sin pretensiones en contra de lo que, por su forma, pueda parecer.