miércoles, 21 de noviembre de 2012

ARGO (Idem, EEUU, 2012)

Ben affleck empieza a ser uno de los nombres más célebres de Hollywood. Y es que en “Argo”, su tercer largometraje como director (después de “Adiós, pequeña, adiós” y “The town: ciudad de ladrones”) el californiano ha sabido elegir con inteligencia un punto de partida sorprendente y narrarlo con un ritmo trepidante. El rescate de seis empleados de la embajada estadounidense escondidos en Teherán durante la llamada crisis de los rehenes de 1979 es el hecho real en el que se basa una película de acción casi nostálgica, una thriller político emocionantísimo que ha sabido utilizar las claves del entretenimiento con una eficacia de la que no disfrutábamos hacía tiempo

Con una introducción  muy gráfica que coloca al espectador de una forma  clara y concisa en el punto de partida del largometraje, el director se lanza desde el plano 1 a resolver secuencias de acción complejísimas con un savoir faire notable. Basándose en un episodio que raya lo inverosímil recientemente desclasificado por la CIA, Affleck rueda homenajeando a las películas de acción de los años 70, sin alardes de efectos digitales ni montajes delirantes, como viene a ser habitual en el género últimamente. Evitando pues la ostentación y recurriendo al más puro estilo artesanal, el realizador resuelve la planificación con soltura y con una cadencia asombrosa que mantiene al espectador con el corazón en la boca los 120 minutos de metraje. Affleck refuerza con “Argo” su figura como cineasta, ya que no solo ha demostrado su talento como guionista en varias ocasiones, sino que es un actor con encanto, un productor interesante y un director con mucha fuerza.

Con una pareja genial encarnada por John Goodman y Alan Arkin, que le dan a través de sus diálogos un buen varapalo al mundillo del Star System, un protagonista guapo, valiente y bueno (el propio Affleck) y un coro de personajes secundarios con mucho atractivo, "Argo" es de las mejores películas de acción de los últimos años. Es una cinta que da en el clavo de la inquietud y la diversión, una joya del entretenimiento.

 

domingo, 11 de noviembre de 2012

EN LA CASA (“Dans la maison”, Francia, 2012)

“En la casa” es la última película de François Ozon (director de la reciente “Potiche, mujeres al poder”). Basada en la obra teatral “El chico de la última fila”, de Juan Mayorga, “En la casa” narra la relación entre un profesor de literatura y su alumno en la Francia actual. A través de los escritos del estudiante, la película se convierte en un juego delirante que embauca al espectador y le sumerge en un mundo incierto entre la realidad y la ficción.
                                       
El joven Claude, un adolescente de 16 años, tiene un don para la escritura. En su profesor Germain encuentra lo que necesita, un lector entusiasmado y entregado que le apoya y le impulsa a escribir.  La familia de un compañero de clase se convierte en su inspiración, una familia aparentemente perfecta en cuyo seno cree poder hallar lo que a él le falta. Encarnado por un Ernst Umhauer de piel angelical que a ratos parece personificar al diablo, al estudiante le alienta el profesor interpretado por un sólido Fabrice Luchini (que no parece estar ausente en ninguna de las producciones francesas recientes). Tanto Kristin Scott Thomas (con un dominio sorprendente del francés) como Emmanuelle Seigner dan vida a su vez a dos mujeres muy distintas entre sí pero deslumbrantes y fundamentales en el engranaje de la narración, la primera como esposa del profesor, la segunda como inspiración madura de Claude.

Con una música tremendamente rítmica y envolvente, y un lenguaje cinematográfico minucioso, el director arrastra al espectador a zambullirse en el largometraje como un personaje más. Ganadora en el Festival de San Sebastián de la Concha de Oro a la mejor película y del Premio del Jurado al mejor guión, “En la casa” es una reflexión sobre el proceso creativo. La última propuesta de François Ozon es un largometraje que combina sentido del humor y profundidad en un ejercicio cinematográfico y literario muy interesante que acaba definiendo la vida como un escaparate inspirador, como una yuxtaposición de pantallas de cine desbordantes de historias fascinantes.