lunes, 4 de marzo de 2013

EL LADO BUENO DE LAS COSAS (“Silver Linings playbook”, EEUU, 2012)

David O. Russell escribe y dirige en esta ocasión “Silver linings playbook”, una película basada en el libro homónimo del autor estadounidense Matthew Quick. El último largometraje de Russell narra la historia de dos jóvenes con desórdenes mentales (él con trastorno bipolar, ella con depresión ninfomaníaca) a quienes la vida no trata demasiado bien. Un proyecto común les ayudará a salir adelante y a encontrar el lado bueno de las cosas.

Bradley Cooper y Jennifer Lawrence (recientemente oscarizada por esta producción) encarnan a los dos protagonistas, Pat y Tiffany. Él, convencido de que a veces nos hundimos en una terrible negatividad que es el peor de los venenos, cree tener un manual de instrucciones (que le han enseñado en un centro de rehabilitación) para hallar el lado positivo de la vida. Su intención es ponerlo en práctica transmitiéndolo por doquier a un entorno que conforma un contexto fundamental en la historia, un contexto (sus padres- un Robert De Niro y una Jackie Weaver entrañables- y su hermano, un amigo íntimo y su mujer,…) en el que la mayoría de los personajes sufre algún tipo de desequilibrio mental aunque no esté diagnosticado. “El lado bueno de las cosas” no es un drama ni una comedia, es una película sobre la vida. Cooper y Lawrence  no solo deslumbran físicamente, sino también por construir meticulosamente dos personalidades atormentadas que irradian mucha lucidez. El director norteamericano, empleando un lenguaje cinematográfico tan frenético y dulce como lo son sus protagonistas, aleja la comedia romántica de la irrealidad hallando la felicidad en un resultado mediocre para unos que puede ser un triunfo para otros.
 “El lado bueno de las cosas” es un cuento de vida con sus alegrías y sus penas contado a través de un baile imperfecto y delicioso. Es una película dura y simpática, inteligente en tanto en cuanto juega con un grupo de personajes complejos y bien definidos encogiendo el alma a la par que lo ensancha. No ha lugar a considerar que la película no vale lo que vale porque su final no es lo que algunos críticos consideran que debería ser. El desenlace de “el lado bueno de las cosas” no es ningún demérito para el conjunto, sino un valor añadido.