lunes, 2 de mayo de 2011

SIGUEME EL ROLLO ("Just go with it", 2011)

Debido a la avalancha de comedias románticas norteamericanas que han llegado a nuestros cines en las últimas décadas con los mismos recursos argumentales y a veces, incluso, con los mismos actores, este es un género muy castigado recientemente por la cinefilia. Sin duda se trata de películas excesivamente previsibles y,  la mayoría, con poca intención artística. Pero a veces lo previsible se desarrolla con ingenio y la poca intención artística se diluye entre la agilidad de los diálogos y las acertadas interpretaciones de los actores. Y este es el caso de “Sígueme el rollo”.
Basada en la obra teatral escrita por Pierre Barillet y Jean- Pierre Grédy  en 1963, “Fleur de cactus”, en la que una enfermera invisible para el médico con el que trabaja florece inesperadamente de su bata como lo hace la flor del cactus, “Sígueme el rollo” ha sido adaptada al cine en esta ocasión por los guionistas Allan Loeb y Timothy Dowling . A pesar de las transformaciones del argumento en sus múltiples versiones (desde su adaptación en Broadway por Abe Burrows hasta la película dirigida por Gene Saks en 1969, pasando entre otras por la obra teatral dirigida y protagonizada en España por Alberto Closas y Julia Gutiérrez Caba en 1966) y de la degeneración que ha sufrido en esta última adaptación en pro a la introducción de elementos propios de la cultura actual, lo cierto es que “Sigueme el rollo” es una comedia muy divertida en la que la frescura salpica y engancha.  Ristras de mentiras y malentendidos de los que se ríen los propios protagonistas, Jennifer Aniston y Adam Sandler, cómplices de principio a fin, trenzan una película llena de sentido del humor que arremete contra la cirugía estética, los divorcios, el culto al cuerpo… todo ello aderezado por bromas escatológicas y sexuales de lo más pueril pero integradas con mucha gracia. En la película Jennifer Aniston llena la pantalla irradiando naturalidad con una gran vis cómica, y comiéndose, a sus más de cuarenta años, todo lo que aparece a su lado (por muy espectacular que sea la competencia) y  Adam Sandler, siguiendo su línea y sin aportar grandes novedades, construye sin embargo, si no un personaje entrañable, sí un personaje simpático. A la empatía que se genera entre ambos le acompañan unos niños con mucho desparpajo y un físico muy pintoresco, una estupenda Brooklyn Decker que alegra la vista a quién sea susceptible de ello, una Nicole Kidman que sorprende positivamente en su pequeño papel de mujer ridícula y unos cuantos personajes esperpénticos bastante graciosos.
“Sigueme el rollo” no es una gran película, pero sí una comedia acertada en la que los diálogos y las interpretaciones de los actores, bajo la dirección de Denis Dugan, forman un conjunto  muy divertido que invita al espectador a seguir el rollo.

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