jueves, 11 de noviembre de 2010

COPIA CERTIFICADA ("Copie conforme", 2010)

No al amor eterno

Bajo un estilo narrativo complejísimo, el director iraní Abbas Kiarostami se arriesga a desmenuzar los entresijos de la pareja sintetizando años de relación en apenas unas horas de tiempo real. Lo hace mediante una fantasía, y el tema de la pareja, manido y mil veces empleado, se engrandece por la forma innovadora de la historia, radicalmente alejada de las estructuras clásicas. Tal planteamiento lo lleva todo al extremo: las emociones, las conclusiones, las vivencias de los personajes. Éstos, antagónicos de principio a fin, son una anticuaria francesa y un escritor inglés encarnados por Juliette Binoche, rebosante de naturalidad y sentimiento, y William Shimell, cuya torpeza interpretativa favorece en este caso la frialdad e insensibilidad manifiestas de su personaje. Ambos, sobre todo ella, pasarán en poco tiempo del amor al desamor, de la ilusión a la desilusión… del todo a la nada, en un ejercicio de gran intensidad dramática.
Pero “Copia certificada” no habla sólo de la pareja: también lo hace de la maternidad, el egoísmo, la soledad… y lo hace con reflexiones más o menos acertadas, pero con un lenguaje cinematográfico mágico. Un lenguaje que nos permite ver los ojos de los actores y el objeto de sus miradas en un mismo plano, que nos muestra sus gestos y lo que ocurre tras la cámara al tiempo… y todo a través de cristales, de espejos, de reflejos… cuidadosos artificios cuyo objetivo es sumirnos en la copia certificada que todos somos, copia con valor intrínseco de un original que quizás nunca existió.

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