jueves, 9 de junio de 2011

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA ("Les petis mouchoirs", 2010)

A pesar de que el alarde técnico y artístico del primer plano de “Pequeñas mentiras sin importancia” es sobresaliente, es cierto que dicho plano-secuencia aumenta en exceso las expectativas del público, quedando éstas finalmente incumplidas. Pero no por ello es menos cierto que la última película del, en este caso, director y guionista francés Guillaume Canet ofrece al espectador elementos interesantes.

Iniciado por un plano-secuencia impresionante que dura varios minutos y presenta a la perfección al personaje y a las circunstancias alrededor de los cuales girará el resto de la historia, el largometraje refiere el periodo estival que pasan juntos, como cada año, un grupo de íntimos amigos. Esta vez, el terrible accidente de moto que sufre uno de ellos, Ludo, marcará su comportamiento y sus vidas durante esta etapa vacacional. La decisión inicial tomada entre todos, salir de viaje a pesar del gravísimo percance sufrido por su inseparable compañero, resulta francamente irritante. Pero Canet consigue, partiendo de ese punto, un buen retrato generacional del grupo, en su mayoría compuesto por individuos de entre treinta y cuarenta años, inmaduros, egoístas y con complejo de Peter Pan. Su estancia en la playa les ayudará, esta vez, a evolucionar y a darse cuenta de sus errores y de sus mezquindades.
Prácticamente todos los actores interpretan de manera muy acertada esta comedia-drama coral en donde, estereotipados con mucha gracia, reconocemos al juerguista, al obsesivo, al maniático o a la hippie. De su convivencia derivarán situaciones realmente divertidas y surgirá la definición de personajes geniales como, por ejemplo, el neurótico de Max, dueño de la casa en la que se alojan,  o su mujer, Véronique  (François Cluzet y Valérie Bonneton).  Estorba, por contra, la profundidad y el dramatismo de secuencias concretas, resultando ser el lenguaje exageradamente lacrimógeno en determinados momentos.

Con una interpretación demasiado intensa de Marion Cotillard, un metraje excesivamente largo (154 min) y un final enormemente melodramático (que produce cierta aversión),  la película cuenta sin embargo con una descripción de caracteres muy bien desarrollada y un elenco de actores que no por nada son la crème de la crème del cine francés actual. Sin duda, a “Pequeñas mentiras sin importancia” le sobra el drama, pero en el terreno de la comedia se generan situaciones y secuencias valiosas que podrían haber sido mejor aprovechadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario