domingo, 5 de junio de 2011

TAMARA DREWE (2010)

 “Tamara Drewe” es la última película del director de cine británico Stephen Frears. Realizador de largometrajes tan dispares como “Las amistades peligrosas” o “Café irlandés”, y adepto a cambiar radicalmente de tema según la obra, su última cinta está basada en la novela gráfica homónima de Posy Simmond (2007). Inspirada a su vez en “Lejos del mundanal ruido” (Far from the madding crowd), narración publicada en 1874 por el novelista y poeta inglés Thomas Hardy, la laureada historieta de Simmond es una crítica mordiente a la Inglaterra contemporánea.  Pero esa acidez y esa energía de la obra gráfica se diluyen en la versión audiovisual mediante mecanismos de suavizado poco interesantes.

Tamara Drewe es una joven periodista que regresa por motivos personales a su pueblo natal. Deslumbrante y demoledora, es un torbellino que pone patas arriba el universo rural de su infancia. La atractiva campiña inglesa es el marco de este intento de fábula que empieza, en el largometraje, con una presentación muy acertada. De hecho, lo mejor de la película es la descripción de la pequeña comunidad rústica y de sus personajes, cuya tranquilidad queda trastornada al aparecer la protagonista. Pero, poco a poco, la intención inicial se desarticula, disgregándose. Toda la fuerza que desprende la silueta trazada a línea de Tamara Drewe en el cómic se disuelve al encarnarse en la actriz británica Gemma Arterton (a pesar de su parecido físico con el dibujo original). Esperando encontrar un personaje arrollador que desate pasiones y cambie drásticamente la vida de su entorno, el espectador se encuentra con un carácter no muy firme y con poca garra (es más intenso lo que cuentan los vecinos sobre ella que lo que representa en realidad). Y aunque Stephen Frears parecía perfecto para trasladar esta historia a la pantalla por su visión irónica de la sociedad británica, no se involucra lo suficiente, perdiendo el sentido del relato y el ritmo de película.

“Una mujer despampanante regresa a su pueblo y lo revoluciona”: el eslogan publicitario de la producción tiene más fuerza que el propio largometraje. Y es que en la cinta de Stephen Frears falla la descripción del personaje principal y falta algo fundamental: en “Tamara Drewe” falta Tamara Drewe.

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