viernes, 10 de diciembre de 2010

RUMORES Y MENTIRAS ("Easy A", 2010)

El director estadounidense Will Gluck se propone mostrarnos a través de un género menor (si es que alguno puede considerarse menor) cómo la moralidad falsa y superficial  que retrataba Nathaniel Hawthorne en su libro “la letra escarlata” sigue bien presente en la sociedad actual y en los sectores más inesperados. Poco han cambiado en este sentido las cosas, y aunque ya no bordemos símbolos en la ropa de las víctimas como lo hacían en el siglo XVII, utilizamos otros recursos igualmente valiosos para juzgar y estigmatizar a nuestros semejantes por los motivos más absurdos. Y es que el instituto en donde transcurre la comedia adolescente “Rumores y mentiras” no es más que una prolongación de nuestra sociedad, un microcosmos en el que todo se sabe y todo se cuenta, caldo de cultivo de intolerancia y de falta de solidaridad. Los métodos han cambiado, eso sí, y lo que en tiempos de los mentideros tardaba días en propagarse, o con las gacetas tardaba horas, ahora tarda segundos en atravesar el mundo gracias a los sms o a las redes sociales.  De hecho, en un momento en el que David Fincher estrena “La red social”  en donde nos presenta tanto el proceso de creación como al creador de Facebook, está bien asistir a los efectos de estas redes en cualquier rincón del mundo. Y los efectos son pocos: mayor pérdida de intimidad y divulgación de rumores y mentiras, que no nos molestamos en comprobar, a la velocidad del rayo (bueno, seamos justos: también de alguna verdad). En cualquier caso sorprende, y no se sabe si alivia o desconsuela, a los que dejamos el instituto hace ya tiempo, ver cómo nada  ha cambiado, sólo las herramientas utilizadas. Tan modernos para unas cosas y tan arcaicos para otras. Eso sí: lo que no consigue la protagonista acudiendo a un confesionario tradicional o visitando a un pastor, lo consigue gracias a Internet. Y es que, probablemente, ningún sector funciona ya como debe si no está informatizado.
Ella, Emma Stone, es una actriz muy joven, con mucho talento y  llena de registros, que encarnaría a la perfección y con mucho sentido del humor el papel protagonista si no fuera porque tiene un defecto: es demasiado guapísima. Demasiado guapísima para encarnar a una adolescente invisible para el sexo opuesto hasta que deja circular rumores. Aún así, el elenco al completo convence,  y “Rumores y mentiras” es una comedia ingeniosa y divertida, con buenas intenciones. Muy recomendable.

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