viernes, 26 de noviembre de 2010

TOY STORY 3 (2010)

“Toy Story” (John Lasseter, 1995) nos introdujo en un universo paralelo en el que tanto la magia infantil como  las emociones adultas tenían cabida en una forma de expresión que nacía entonces y que hoy tiene una firma inconfundible. Los creativos de Pixar son únicos recuperando las fantasías abandonadas en el cajón de los niños de ayer para captar a los niños de hoy. Y aún así, lo cierto es  que, al acudir a la tercera entrega de una saga de animación ya destacada, ningún espectador espera sorprenderse  con una nueva película igual o mejor que las dos anteriores. Y este es el caso de “Toy Story 3”.

En la película que nos ocupa, dirigida por Lee Unkrich (editor de las dos primeras entregas y codirector de la segunda),  los personajes continúan con el proceso de madurez que ya iniciaron en “Toy Story 2” al presenciar como Andy crecía y empezaba a perder el interés por ellos. En esta tercera parte,  la pandilla de Booz y Woody se ve enfrentada al olvido total de “su niño” y a la necesidad de reenfocar “su vida”. Con una perfección técnica incuestionable y, probablemente, hoy por hoy inmejorable (son impresionantes los movimientos de los personajes, sus rostros, su puesta en escena),  mucho sentido del humor, cantidades ingentes de ingenio y una buena dosis de sensibilidad, Toy Story 3 nos sumerge en una aventura emocionante de superhéroes invencibles que sufren y luchan. Sufren por verse olvidados en un baúl, por la desaparición del niño Andy y por perder el sentido de su existencia; y luchan por mantenerse unidos, por su amistad y por volver a ocupar un lugar importante en la infancia.
En esta gran metáfora de la vida, la trama fluye con giros constantes (aunque no innovadores y a veces excesivamente complejos) y está expuesta de forma totalmente cinematográfica, una trama iniciada por una secuencia loca, casi surrealista, que parece ideada por un niño, y rematada por la tristeza de una despedida, de género puramente adulto. La película está llena además de detalles geniales y sutiles, como es habitual en PIXAR, a nivel de escenarios,  personajes y diálogos.
Sobra pues decir que Toy Story 3 es una muy buena  película, y probablemente no se equivoque la que suscribe si asegura que, con esta tercera entrega, la saga “Toy Story” pertenece ya a la historia del cine, y no sólo a la del cine de animación.

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