Los
creadores de la última película protagonizada por Tom Cruise decidieron basarse
en el noveno libro de la serie, “One shot”, para sacar a la luz
cinematográfica a este personaje que, con toda probabilidad, protagonizará múltiples
secuelas del largometraje si los resultados en taquilla son los esperados.
Christopher
McQuarrie, guionista de películas como la magnífica “sospechosos habituales” (por
la que ganó un Óscar), escribe y dirige en esta ocasión “Jack Reacher”, firmando
por segunda vez un largometraje como realizador. Reacher es muy enigmático, atractivo, humano
pero sin escrúpulos y terrenal (viaja en autobús) aunque invencible como un
superhéroe. Parco en palabras (siempre tiene la frase justa), su lema es hacer
lo que debe y creer en la libertad al margen de todo sistema
instituido. Es un personaje muy cinemátográfico que ha querido encarnar Tom
Cruise, también productor de la cinta, para su evidente lucimiento. Excesivamente
flemático y bajito, el famoso actor norteamericano no da el papel que tanto por
los diálogos como por la actitud parece exigir mayor dosis de sarcasmo y de
masa corporal. El espectador acaba sin embargo por aceptarle gracias a la
increíble energía que despliega en una película trepidante y divertida con un
planteamiento impactante que arrastra durante la primera media hora en una
vorágine sorprendente. A partir de ahí la trama entretiene y en ciertos
momentos engancha con luchas bien coreografiadas, comentarios jocosos y una persecución
muy llamativa y realista en la que, gracias a la implicación de Cruise como
especialista (en ciertos momentos), se asiste muy de cerca al comportamiento del personaje
principal en un momento crítico. Todo ello añadido a la aparición de un
magnífico Robert Duvall que borda su papel de marine retirado, papel de los que
son siempre muy agradecidos para un actor veterano que, en los planos
compartidos, consigue sacar de Cruise la naturalidad que le falta en el resto
de la cinta.
“Jack
Reacher” es una película bien construida
que combina lo sorprendente con el estereotipo en un cóctel ocurrente y ameno. La
pulsión sexual entre los dos protagonistas (una discreta Rosamund Pike es la partenaire de Cruise en esta aventura) y
la exaltación de las secuencias de acción lo convierten en un largometraje en
el que la distracción está asegurada.
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